domingo, 11 de junio de 2017

Seis años sin Paco Martí. Mi primer año de dirección.

¡Hola papá!

No sé ni por dónde empezar… tantas nuevas cosas que contarte que hace un año ni nos planteábamos…

Escribirte a ti, a Pedro, es como hacer una evaluación anual de todo lo ocurrido. Una reflexión de las cosas vividas y de las que me quedan por hacer.

Y sí, Violeta consiguió entrar en medicina. Es una cabezota de la vida, ya lo sabes. Pero no hay mayor fuerza que  el empeño y de eso ella iba sobrada.

Marga termina este curso magisterio.  Cada vez es más complicado acceder al trabajo docente y el número de personas válidas y bien preparadas sigue subiendo año tras año. Pero ella es una artista, ya lo sabes. Seguro que consigue lo que se proponga.

Iris termina la educación secundaria obligatoria… qué pronto la dejaste… es tan joven aún… Son edades complicadas en las que muchas veces no se ha decidido el camino escogido para seguir con la vida.

Lo más importante es no estancarse y crecer. Aprender de los baches, las caídas, los errores y rectificar. Levantarse, avanzar y mejorar. Siempre se puede cambiar la trayectoria. Si nos quedamos quietas nunca sabremos qué escoger. Esfuerzo y ganas. Nada más.


Y creo que lo que voy a contarte ahora te sonará a locura aunque ya te lo comenté en “El carro,el viento y la barca”.

Estoy en el mismo puesto que tú hace seis años.

Porque nos dejaste siendo director y ahora lo soy yo.

No sabría qué contarte de todo este año escolar. Ha habido tantas cosas nuevas… No se puede llegar a saber lo que es hasta que no se vive en primera persona.

Que te voy a contar…

Momentos de agobio, de incomprensión, de incredulidad, de prisas, de tensión, de reflexión, pero también de alegrías, de retos, de unión, de creatividad, de consensos y de amistad.

Porque si en un año una cosa me ha quedado clara es que todos tenemos que dejar de mirarnos a nosotros mismos para empezar a mirar a los demás.  Dejar de tener ideas individuales para crear movimientos grupales a mejor.

Por desgracia, nunca me contabas nada de estas cosas en casa… no tenía ni idea de la cantidad de información que puede llegar a albergar la cabeza  durante el día a día.

Nunca terminas. ¿Cómo lo hacías tú?

Hoy termino el curso de formación para nuevos directivos en la educación.  Unas cuantas horas de escucha atenta y reflexión que legalmente te acreditan para ejercer la labor directiva.

Pero la verdadera acreditación pasa por la práctica. Como en todo.

Tenemos unas leyes de gestión, de funcionamiento, de responsabilidades… totalmente desfasadas.  A lo largo de estos meses me he dado cuenta que muchas de las cosas que creía obvias y que tenía claro que mejorarían notablemente el sistema educativo no se pueden hacer porque la ley te tiene encorsetada.

Somos un mundo global. Necesitas centros abiertos, personas abiertas, respetuosas, reflexivas. Necesitamos uniones y consensos. Puentes y conexiones nacionales e internacionales que nos ayuden a mirar con los ojos de los demás el mundo.

Porque realidades hay tantas como seres conviven en una comunidad educativa.

No lo haré ni mejor ni peor que nadie. Simplemente haré lo que pueda. Tengo muchas ganas de fomentar un buen ambiente, de consensuar las decisiones, de apostar por el bien y la confianza y dejar atrás los malos rollos y las incomprensiones.

Pero es más difícil de lo que imaginaba.

Nunca llueve a gusto de todos.

Y eso nunca se podrá cambiar.

Da igual el trabajo que sea. Lo hablamos mucho en el día a día del aula. No solo importa el resultado final. Lo importante es haber vivido un proceso formativo y de crecimiento con discrepancias y acuerdos para sacar adelante cualquier proyecto.

Y eso les pedimos a nuestros alumnos. Y eso nos pide nuestra sociedad. ¿Estamos preparados? Todos tenemos virtudes y defectos que nos hacen únicos e irrepetibles, nos ha tocado trabajar juntos. Nos ha tocado mejorar juntos.

Hagámoslo.

Pensemos en positivo aunque a veces parezca imposible, confiemos y escuchémonos.

Puede que estemos diciendo lo mismo y no nos hayamos dado cuenta.

Y así, de este primer año me quedo con el descubrimiento de las miles de cosas invisibles para cualquier maestro o maestra que se deben hacer y controlar para que todo funcione correctamente.

Todo el mundo puede hacer pero hay que dedicarle mucho tiempo (demasiado) y ponerle muchas ganas (nunca suficientes).

Me quedo con haber compartido con gente de mi alrededor las ganas de mejorar día a día y reír y sufrir juntos.

Me quedo con todas las personas que han llegado a mi vida y me han demostrado que los cambios se deben intentar poco a poco e intentar dar sin esperar nada a cambio. Simplemente por mejorar el mundo.

Y sobre todo me quedo con la reflexión de saber que el dialogo y la empatía es la única manera de avanzar.


Muchas gracias papá por haberme hecho tomar la decisión de coger el camino por el que ahora avanzo.

Me llevará cuatro años. Iré contándote a ratitos.

Puede que en el trayecto haya nuevas bifurcaciones.

Intentaré escucharte.


Un abrazo enorme.




Tu surtido Cuétara.