Hacía bastantes
años que no iba al Sonorama. Gracias a Andoni y a Rafita por su invitación y preocupación
por hacernos vivir una decimonovena edición llena de momentos únicos para
recordar.
Pensaba que en
Aranda de Duero por la noche refrescaba. Pero quitando la primera noche que sí
que era imprescindible taparse, las noches del festival no necesitaron de
abrigo.
Ir a un festival
de toda la vida es entrar en una micro sociedad en la que siempre somos los
mismos y cada uno tenemos nuestra aportación al sistema.
Difícilmente esto
ocurre en las grandes sociedades creadas al por mayor durante estos últimos
años donde la música ha pasado a un segundo plano y la playa, la adolescencia y
el a ver quién tiene mejor cuerpo de gimnasio ha pasado a ser lo más importante
del festival (aunque aún no para la minoría que creemos en las micro sociedades).
Me alegró que se
reutilizaran los vasos, que los baños mejoraran en su calidad y que el recinto
del festival sea una extensión de toda la fiesta grande que sucede durante el
día en Aranda.
Porque poder
disfrutar de la gastronomía de la zona, de su morcilla y de su lechazo, de la
repostería y de los vinos de una de las denominaciones de origen más conocidas
en la península es uno de los pequeños placeres que suma a la cantidad y
calidad de los grupos y artistas que van pasando por los escenarios del evento.
Terminar de
comer, con un gintonic en mano y escuchar Qué
nos va a pasar pinchada por Pop de
aquí y coreada por toda la plaza, fue uno de los momentos más emocionantes.
Una apuesta
segura de programación es incluir un cabeza de cartel de hoy y siempre al
festival y así tenemos un inicio de
conciertos bomba. Porque, ¿quién no conoce los grandes éxitos de grupos de los
sesenta?
Con un a primera fila
que subía la media de edad, el concierto del Dúo Dinámico como mi primer gran
concierto.
También me quedo
con poder disfrutar de los conciertos con buen vino y platos de jamón cortados
al momento. Eso sí es hacer un uso
especial de todos los sentidos al completo.
Y como cierre de
festival en el recinto (yo soy de irme a
dormir pronto y disfrutar del día y la tarde) Alex Cooper tocando canciones de Los
flechazos.
Rodeada de Mods y
de sus bailes, de gente a la que aprecio que veo poco pero que sigo en el mundo
virtual (Laura y Óscar, veré Buñuel) y de cantar y bailar recordando
los momentos que nos hicieron vivir esas canciones nos damos cuenta que seguimos
viviendo en la era pop. (Aunque muchos quieran que nos pasemos a lo hípster).
Rematamos
comiendo el domingo junto a Donfluor, que pinchaba en la plaza la sal y fue mi
remate de festival y con Manpop.
Rafa venía de pinchar
del festival Medusa Sunbeach de Cullera.
Con ellos nos enteramos de la noticia.
Los supersubmarina
habían tenido un accidente de coche.
Mucha fuerza para
ellos y para la familia.
Llegamos al
festival encontrándonos con un accidente mortal en la A7 a la altura de Sagunto
y nos fuimos de él enterándonos de esta noticia.
No conozco a los
Supersubmarina ni a su música. Pero sé lo que es un accidente. Sé las horas y
los kilómetros que se necesitan para hacer una gira y sé que simplemente se
puede enviar ánimos y fuerza para aquellos que esta vez les ha tocado a ellos
de cerca algo que no deja de ocurrir cada segundo en las carreteras de todo el
mundo.
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