domingo, 31 de julio de 2016

Décimas, centésimas y milésimas

Décimas, centésimas y milésimas de segundo. Un instante. Un cerrar de ojos. El azar. El destino. La impotencia.
Una carretera vacía. Un paisaje pirenaico. La felicidad de al fin poder coger vacaciones.
Largas horas de carretera. Las curvas insufribles  de los puertos de montaña. El Tour de Francia a nuestras espaldas y la hinchazón de unos pies que buscan mojarse en el río.
Aguas cristalinas. Piedras modeladas. Naturaleza en estado puro.
Una familia idílica se divierte en el agua.
Dos niños pequeños mueven sus bracitos recubiertos del plástico hinchado que los mantiene a flote.
La madre toma el inexistente sol en la roca más homogénea que ha encontrado.
El padre vigila a su descendencia y sonríe al ver que aún le quedan 9 días para volver al trabajo.

Estruendo. Ruido a roto. A chatarra. Un peso pesado ha caído al agua.
Pánico.
Gritos.

Y calma.

¿Vivos?  ¿Muertos? Nada.
Un coche ha reventado en nuestras narices.
Unos niños gritan al ver que un objeto que debería seguir su camino por el asfalto ha decidido mojarse justo en el mismo lugar donde ellos estaban aprendiendo a nadar.
Lloros. Una madre aterrada. Un padre atónito. Tres personas que iban a mojarse los pies se despojan de su indumentaria.
¿Hola? ¿Podéis oírnos?
Del maletero del vehículo accidentado  van saliendo letras del Scrabble, cartas del UNO Y billetes del Monopoly.
Porque  todos tenemos gustos simples.
Por fin aparece una cabeza por el lado izquierdo del coche postrado en estado lateral. Sangre en la ceja  y nervios a flor de piel.
Hay alguien más. Una chica. Pierna retorcida. Hay que sacarla.
Llamada a la ambulancia.
Guardia civil. Bomberos. Médicos. Enfermeras.

Sobramos.

De vuelta a Aínsa me doy cuenta de que no me apetecía mojarme los pies.
Pero lo hice.
En ese instante.
En el mismo instante que un chico joven que se trasladaba con su pareja hacia otro punto de la geografía mundial perdía el control de su vehículo blanco y se precipitaba en un río de aguas cristalinas en el que unos niños aprendían a nadar junto a unos padres que hubieran deseado haber estado trabajando en la otra punta del país.
Porque las casualidades existen y en ese momento tenían que estar tres jóvenes que decidieron parar a mojarse los pies junto a una familia de revista en un paisaje pirenaico de vuelta del tour de Francia y de camino a una de sus paradas anuales.

La cena anual en el restaurante Callizo de Aínsa.


Lo que no le pase a Rosa Martí y sus acompañantes.

Afortunadamente esta vez, no hubo víctimas mortales.


Putos accidentes.




domingo, 10 de julio de 2016

23 d'Abril de 2016 - Marga Martí - Violeta Martí - Iris Martí

Quantes vegades celebrem un aniversari, una victòria, un naixement, unes vacances, un aprovat...en fi, dies assenyalats al calendari.
Malauradament, quantes vegades ens oblidem de celebrar el que tenim a diari; el que en un principi no ens resulta excepcional, allò que considerem més bé monotonia.
I és que, quantes i tantes vegades oblidem valorar tots eixos moments que formen el nostre present i que poc a poc, construeixen el nostre futur.

Avui, és per a nosaltres una data assenyalada , 23 d'abril del 2016, que simbolitza la unió d'una historia que ha florit poc a poc .

Un dia significatiu , el dia de Sant Jordi. El sant d'un dels protagonistes d'aquesta història, per la qual, avui ens reunim. Celebrem el Dia del Llibre i la Fira de les Roses, símbols de la cultura i l'amor. Els dos substantius que per a nosaltres millor us representen, alhora que, també representen la professió que compartiu, ser mestres. Però, si hem de dir alguna afició que us uneix, sense cap dubte, és la música; l'art que recerca la bellesa formal i l'expressió d'emocions... eixe art que ha permès que des de ben petits les vostres vides es creuaren.

En aquell precís moment, les dues línies rectes paral·leles de les vostres vides es creuaren per primera vegada. Dues línies que durant el seu recorregut han tingut moments d’esplendor i de feblesa, però, que finalment han decidit ser secants per poder compartir l'amor que ens brinda la vida. Línies, que cada vegada s'apropen més buscant objectius comuns. Objectius de present i de futur, que amb dedicació i constància aneu aconseguint. I no sabeu quant ens alegra.

Expressar en aquestes línies la felicitat que sentim és impossible. Alhora, també sentim l'enyorança de no tenir amb nosaltres en un dia tan especial al nostre pare, qui segur estaria molt orgullós de vosaltres. En especial de la seua filla major, qui demostra dia a dia que amb bondat i amor tot es pot aconseguir.

Rosa Mari, Com oblidar tot el que ens has ensenyat, has sigut i segueixes sent un dels nostres referents, una germana a la que admirem en tots els aspectes. Quan tanquem els ulls, encara podem viatjar a alguns moments de la nostra infància en que ens adintraves en l'era pop a través d'algunes cançons, o quan ens deixaves sentir-nos perruqueres professionals experimentant amb la celebrity dels “Pleasant Dreams”.
Moments inoblidables en la nostra memòria.

Però avui es un dia de mirar al futur, i ens  agradaria desitjar-vos un camí ple de felicitat i amor, que conteu amb la sort de cara per a que els vostres desitjos i esperances siguen certes. Perquè el demà pot donar-vos la més gran de les alegries però, com ve dèiem, tot comença amb l'avui.

Aquest dia, és el començament d'un llarg viatge, que anireu redactant al vostre llibre, i esperem que aquesta primera pàgina ja comence per ser excepcional. Entre tots, intentarem fer el possible perquè així siga.

Que sigau molt feliços.

Us estimem.



domingo, 3 de julio de 2016

El carro, el viento y la barca

Hace dos semanas conocí a una persona que ha vivido conmigo la transformación de una nueva etapa laboral.

-          Tienes a alguien detrás que te cuida y te protege. - Me dijo- Lo estoy viendo en este mismo instante. Tiene algo especial en el pelo y le gusta vestir bien.

No entendí nada y me giré. Detrás de mí no había nadie. Pero ella le veía.

Después de aquello, que me dejó totalmente asombrada vi que las personas que nos dejaron en este mundo nunca dejarán de acompañarnos en nuestro camino.

Porque yo he dejado de estar acompañada físicamente de dos personas que me enseñaron, me formaron, me quisieron y me apoyaron.

Pero sus enseñanzas, su formación, su amor y su apoyo siguen estando aquí. A mi lado.

Fuimos a la playa y después de hablar con la melodía de las olas rompiendo sobre las piedras y el viento alborotando los pelos de locas que se nos estaban poniendo, nos hicimos un helado y volvimos a casa.

Una avenida marítima que une pueblo y playa y aloja una pequeña ermita en honor a Santa María Magdalena.

-           Coge una carta  - me dijo – Los espacios sagrados, sean de la religión que sean, transmiten paz y tranquilidad y en ellas los pensamientos positivos y de esperanza se amontonan en busca de plena felicidad.

Nunca había visto una baraja del tarot en persona. Tampoco soy yo de mucho misticismo, pero después de las conversaciones de aquella tarde mi instinto me decía que tenía que elegir uno de aquellos cartoncillos.

-          El carro -  Me dijo- Vas a tener que coger las riendas de un reto importante, algo que te supondrá una carga de responsabilidad y de iniciativa en frente de un grupo de personas.

No entendía nada. Sí, sabía que en mi trabajo el equipo directivo del centro decidía terminar sus 13 años de trabajo, sabía que nadie habíamos presentado proyecto para relevar pero no  sabía si era mi momento, mi destino o mi responsabilidad.

Volvimos a casa (algunas más desconcertadas que otras) y al llegar al portal sonaron las doce campanadas de media noche  (tener un campanario pared con pared facilita que sucedan estas cosas).

-           Ahora es el momento, vuelve a coger una carta.

Ya medio de risas, medio de broma, volví a coger la carta.

El carro.

Fuera lo que fuera, era para mí.

                                                                    …

En la vida, llegan momentos en los que tienes que implicarte. Nada mejora solo. Todos tenemos la obligación, dentro de nuestras posibilidades, de intentar hacer las cosas lo mejor posible y de transmitir lo mejor de nosotros mismos a los demás.

Ese día iba a llegar. Todos lo sabíamos. Pero no sabíamos cuándo.

Si en un colegio un equipo directivo termina y no hay un proyecto nuevo que continúe el trabajo que se está haciendo, el inspector o inspectora asignada al centro visita las instalaciones para tantear e intentar mediar para que de esa visita surja un nuevo equipo directivo para al menos un año.

Hubo reuniones, conversaciones y conclusiones de todo tipo. Solo la persona que las vivió todas sabrá qué resultado sacar de toda esa mañana de tertulia que se realizó en un aula de pedagogía terapéutica.
Después de un rato de conversación su pregunta fue clara:

-          ¿Estas dispuesta a tirar del carro?

-           Estoy dispuesta a lo que haga falta.

Ya había cogido el carro.

                                                                      …

Trabajo y más trabajo. Horas y más horas. Julio para mí era un mes de vacaciones y en estos momentos se está convirtiendo en un mes de cambios, aprendizajes, ideas, problemas y consensos.
Porque ya hemos cogido el carro. Ya somos un equipo con ganas de trabajar y de transmitir que todo se puede conseguir con ganas y buena voluntad.

Porque si para algo sirve un equipo directivo en un colegio es para conseguir trabajar conjuntamente toda la comunidad escolar por algo que, para todos los que la formamos, es lo más importante: Los niños y niñas que se levantan cada día con la ilusión de aprender, de descubrir y de pasar su valioso tiempo con cada uno de sus maestros, maestras compañeros y compañeras.

Y ese es el único fin de todo esto.
                                                                      …

Último día de junio.  Último claustro. Me despierto algo rara. Había dormido fatal. La tarde anterior, nos pasamos unas cuantas horas preparando todas las coordinaciones, y puestos que podíamos ir presuponiendo que íbamos a necesitar en septiembre para ponernos a trabajar en verano e ir adelantando trabajo. Las cosas no cuadran a la primera y una suposición propia no tiene porqué ser una suposición acertada. Pero pensando en lo mejor para todos, las cosas surgen.

Mientras me arreglo, surge una conversación algo extraña.

-        ¿Qué día falleció tu padre?- No sabía a qué venía esa pregunta de Jorge -.

-           El 12 de junio de hace cinco años ¿por?

-          Acabo de ver que tu hermana ha compartido el video que le hicieron los compañeros de trabajo a tu padre en homenaje hace cinco años.

-         Sí, no tengo ni idea por qué lo ha compartido hoy pero lo acabo de ver tumbada en la cama. Les quedó muy emotivo.
-           
Los claustros tienen diferentes puntos del día, el primero, la lectura del acta anterior, se suele aprobar por unanimidad.
Había que hablar de la PGA, de los diferentes planes del centro y de la memoria y autoevaluación de nuestra práctica docente.
Empezamos el momento emotivo.
La actual directora sacaba un papel de entre las hojas de su libreta y leía.

No soy de emocionarme pero cuando escucho a alguien hablar con el corazón lo noto y me llega.

Se crea un ambiente de comprensión, agradecimiento y respeto que con pocas cosas más que con palabras sinceras se puede llegar a conseguir.

De repente los pelillos de los brazos se me empezaron a erizar. Empecé a temblar.

                                                  “Bon vent i barca nova”

No podía ser. Esas palabras. Ese mensaje.

Estaba escuchando a mi padre.

Estaba escuchando el final de cada uno de sus discursos.

Estaba escuchando la despedida del vídeo de sus compañeros que esta mañana me había impregnado de su fuerza.

Las casualidades existen pero la suma de muchas de ellas hace que sucedan momentos tan mágicos como los que viví segundos antes de empezar mi nueva etapa como directora del colegio en el que he vivido los dos últimos años de mi vida.

Porque creo que he aprendido a escuchar a mi interior. Creo que las coincidencias buenas y malas siempre suceden por algo y de verdad creo que mis dos pilares, mis dos pes, mis dos perlas. Pedro y papá. Pedro y Paco. Don Paco. Siempre estarán ahí.


Gracias por darme fuerzas. Espero haber tomado la decisión correcta.

Os quiero.





Y sí, señora directora (como se cachondean mis amigos y amigas) pero siempre Rosa Martí.